El pedo del vasco

En una noche tranquila en un caserío cerca de Bilbao, se oye un enorme pedo.El hijo pregunta:-Padre, has sido tu?-Si, hijo mío, he sido yo.-Ya, ya me parecía mucho pa la mula!!

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Vascos ligan con francesas

Estaban dos vascos de pueblo en el campo, cuando de repente se les acercan dos francesas y les dicen:– ¿Ustedes querer follar?Y dice uno de los vascos:– Ostia Pachi que estas quieren echar un quiqui.Se van a acercar a las francesas y les dice una sacando un preservativo:– No, no

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Un andaluz en una farmacia de Bilbao

Entra un andaluz en una farmacia de Bilbao:– Hola, buenos días. Me da una aspirinita…– Qué leche aspirinita, chaval. Aquí una Aspirinota y te la llevas rodando pues…– (Joer…) Bueno, vale y me da también un jarabito…– Pero ¿qué dices?. En la farmacia del Patxi un Jarabote en garrafa y

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Catalán donante de sangre

Esto es un catalán que esta escuchando la radio y decide acudir a una llamada de auxilio para un hombre que ha tenido un accidente, y que necesita un donante de sangre.El hombre que necesitaba la transfusion es un andaluz, que agradecido por salvarle la vida, le regala un cortijo

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Saludable

– Soy una persona muy saludable.– ¿Haces mucho deporte y comes sano?– No. Es que la gente me saluda por la calle y yo… pues les devuelvo el saludo.

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Esto era un borracho

Esto era un borracho que tomaba tanto alcohol, tanto alcohol,tanto alcohol, que cuando se hacía una herida no se le infectaba.

Un cura predicando

Un cura, un pastor pentecostal y un rabino estaban a argo de sus respectivos templos en una universidad del norte de Michigan. Dos o tres veces a la semana, se reunían a tomar un café y charlar un rato. Un día, uno de ellos hizo un comentario diciendo que predicarle a la gente no era tan difícil, que un verdadero desafío sería convertir a un oso. Una cosa llevó a la otra, y decidieron hacer el experimento: cada uno se adentraría en el bosque, buscaría un oso, le predicaría y trataría de convertirlo a su respectiva fe. Una semana más tarde se reunieron a comparar los resultados. El padre Flannery, con su brazo en cabestrillo, varios vendajes en todo el cuerpo y apoyado en muletas, fue el primero: – Bueno, entré al bosque buscando al oso. Cuando lo encontré, comencé a leerle el catecismo. El oso no quería saber nada al respecto y comenzó a pegarme con sus enormes brazos. Así que rápidamente tomé mi agua bendita, lo salpiqué con ella y por Dios y la Santísima Virgen les juro que se puso manso como un corderito. El obispo vendrá la próxima semana a darle su primera comunión y su