El pedo del vasco

En una noche tranquila en un caserío cerca de Bilbao, se oye un enorme pedo.El hijo pregunta:-Padre, has sido tu?-Si, hijo mío, he sido yo.-Ya, ya me parecía mucho pa la mula!!

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Vascos ligan con francesas

Estaban dos vascos de pueblo en el campo, cuando de repente se les acercan dos francesas y les dicen:– ¿Ustedes querer follar?Y dice uno de los vascos:– Ostia Pachi que estas quieren echar un quiqui.Se van a acercar a las francesas y les dice una sacando un preservativo:– No, no

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Un andaluz en una farmacia de Bilbao

Entra un andaluz en una farmacia de Bilbao:– Hola, buenos días. Me da una aspirinita…– Qué leche aspirinita, chaval. Aquí una Aspirinota y te la llevas rodando pues…– (Joer…) Bueno, vale y me da también un jarabito…– Pero ¿qué dices?. En la farmacia del Patxi un Jarabote en garrafa y

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Catalán donante de sangre

Esto es un catalán que esta escuchando la radio y decide acudir a una llamada de auxilio para un hombre que ha tenido un accidente, y que necesita un donante de sangre.El hombre que necesitaba la transfusion es un andaluz, que agradecido por salvarle la vida, le regala un cortijo

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Saludable

– Soy una persona muy saludable.– ¿Haces mucho deporte y comes sano?– No. Es que la gente me saluda por la calle y yo… pues les devuelvo el saludo.

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Sin permiso

Un guardia de tráfico detiene a un conductor en la carretera: – Buenas, ¿podría enseñarme su permiso de conducir? – Ya me gustaría poder hacerlo, señor, pero me lo retirarón hace un mes.

¿Por qué despedí a mi secretaria?

Estimado lector, resulta ser que hace 2 semanas fue mi cumpleaños número 33 y les confieso que me no sentía nada al levantarme esa mañana. Fui a desayunar creyendo que mi esposa estaría muy contenta y esperaba que me dijera “Feliz cumpleaños” y quizás tuviera un regalo para mí, pero… ¡ni siquiera me dió los buenos días! Pensé en ese momento… “Bueno, quizás mis hijos se acuerden.” Pero los niños vinieron a desayunar y no dijeron una sola palabra, ¡sólo me pidieron dinero para su merienda! Cuando me fui a la oficina me sentía totalmente deprimido; pensé “Ni siquiera el perro se mostró agradecido.” Pero, al entrar en mi despacho, mi bella secretaria, Liliana, me dió un beso y me dijo: – Buenos días Licenciado y…¡Feliz cumpleaños! Ahí me empecé a sentir un poco mejor, ¡¡¡por lo menos ella sí se acordaba!!! Después de innumerables reuniones y telefonazos, ya cerca de las 2 de la tarde, entró Liliana y me dijo: – Hace un día precioso y además es tu cumpleaños… ¿Qué tal si nos vamos a comer solos tú y yo? Me dije: “Esto es lo mejor que he oído durante todo el día”, así que tomé mi maletín