Un hombre que nunca había salido del pueblo y le toca un viaje a la costa. Al llegar lo primero que hace es ir a ver el mar, pues nunca lo había visto. cuando llega dice:
– ¡Qué preciosidad! Lo que me he perdido todos estos años. Y pensó en llevarle una botellita de agua marina a sus vecinos del pueblo.
Pero en la playa había un listillo que había visto al pueblerino y cuando éste intentó llenar la botella le dijo:
-¿Qué hace? ¿No sabe que llenar la botella cuesta dinero?
-¿Y cuánto vale? -le contestó el pueblerino.
– Cinco mil pesetas la botella.
– Aquí tiene, todo sea por poder llevar la botella al pueblo.
A la mañana siguiente, el pueblerino se asomó al balcón del hotel que daba al mar. Daba la casualidad de que la marea había bajado, pero el pueblerino sin saberlo dijo.
-Increible el negocio que ha hecho ese hombre durante esta noche.

Comentarios (3)
Qué chispa tiene este chiste, me partí de risa. Muy ingenioso y bien escrito, ¡enhorabuena! No puedo dejar de sonreír, qué bueno. Lo guardo para contarlo en la próxima reunión, verás qué risas.
Brillante remate, me ha dejado con una carcajada tremenda. Me quedo con la ocurrencia final, es genial. Deberían hacer una serie solo con chistes como este. ¡Más de estos, por favor! Me alegran el día.
Brillante remate, me ha dejado con una carcajada tremenda. Necesitaba una risa así, gracias por publicarlo. El juego de palabras está finísimo, me ha sorprendido. Lo apuntaré para contarlo en la próxima comida familiar.