Llega una señora a confesarse y le dice al cura:
– Padre, tengo un problema.
– Dime hija, ¿cuál es tu problema?
– Fíjese padre que tengo dos periquitas muy bonitas, pero lo único que saben decir es: “¡Hola! Somos prostitutas, ¿quieres divertirte un ratito?”
Le contesta el padre:
– Eso está muy mal, hija, pero le propongo algo: yo tengo un par de periquitos a los que he enseñado a leer la Bíblia y a rezar, tráigame sus periquitas, las ponemos en la misma jaula con mis periquitos y ellos les enseñaran a rezar y leer la Bíblia.
La señora, encantada con la idea, le lleva las periquitas al día siguiente. Al llegar, ve que los periquitos del padre están en su jaulita concentrados, rezando el rosario. Meten a las periquitas en la jaula que, fieles a su costumbre dicen:
– ¡Hola! Somos prostitutas, ¿quieres divertirte un ratito?
Y uno de los periquitos del cura contesta:
– Hermano, ¡guarda los rosarios que nuestras oraciones han sido escuchadas!
Chiste Los periquitos
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Comentarios (3)
Me he reído muchísimo con este chiste, de verdad. Muy ingenioso y bien escrito, ¡enhorabuena! Deberían hacer una serie solo con chistes como este. Humor del bueno, con gracia y sin ofender a nadie.
Qué chispa tiene este chiste, me partí de risa. Seguid publicando más, que alegran un montón. Me quedo con la ocurrencia final, es genial. Me ha levantado el ánimo por completo, gracias.
De lujo este chiste, muy simpático y fresco. Muy ingenioso y bien escrito, ¡enhorabuena! Lo voy a compartir con mis amigos para que se rían también. Lo apuntaré para contarlo en la próxima comida familiar.