Un irlandés con ganas de beber, entra en un bar en Dublín, pide tres pintas de cerveza, y se retira a bebérselas tranquilamente en un rincón del bar. Cuando se las acaba, vuelve al mostrador y pide otras tres pintas. El camarero, sorprendido, le dice:
– Oiga, ¿Y por qué me las encarga de tres en tres? Si se las tomase una después de otra, estarían más frías y tendrían más gas.
-Ya, pero es que ocurre lo siguiente, tengo dos hermanos; uno está en América y el otro en Australia, y cuando nos despedimos, hace años, nos prometimos que nos acordaríamos los unos de los otros, bebiendo de esta forma.
– Ah, vale…, Bueno, tome sus tres pintas.
Al cabo del tiempo, el irlandés se hace un cliente habitual del bar, y siempre se toma las pintas de tres en tres. Hasta que un buen día llega al bar, y encarga sólo dos pintas. A lo que el camarero extrañado le pregunta:
– Oye, ¿Y por qué hoy quieres sólo dos cervezas?
– Es que he decidido dejar de beber.

Comentarios (3)
Me ha encantado el giro final, súper ingenioso. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Lo voy a compartir con mis amigos para que se rían también. Lo guardo para contarlo en la próxima reunión, verás qué risas.
Qué bien contado está, me ha animado el día. Seguid publicando más, que alegran un montón. Así da gusto, humor sano y con mucha gracia. Me ha levantado el ánimo por completo, gracias.
Brillante remate, me ha dejado con una carcajada tremenda. Muy ingenioso y bien escrito, ¡enhorabuena! Así da gusto, humor sano y con mucha gracia. Lo apuntaré para contarlo en la próxima comida familiar.