Un automovilista llama a la policía.
—¿Policía? Estoy en el área de servicio de la autopista norte. ¡He
parado para tomar algo, y cuando he salido me habían robado los
pedales del freno, del acelerador, del embrague, el freno de mano,
el salpicadero y hasta el volante!
—De acuerdo, vamos enseguida —responden de la central.
Al cabo de unos minutos, el hombre vuelve a llamar a la policía:
—Estooo…, llamaba para decirles que no hace falta que vengan.
—¿Qué ha pasado?
—Verá, yo… —balbucea avergonzado—, ¡¡¡me había sentado por
error en el asiento de atrás!!!
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