Un hombre entra en un restaurante, pide una sopa y ve al camarero con el dedo gordo metido en la sopa. El cliente le mira con cara de asesinarle y con sarcasmo le pregunta:
– ¿Qué, divertido lo del dedito en la sopa, no, cerdo?
A lo que el camarero contesta:
– Es que resulta que me ha picado una avispa y tengo el dedo rojo, y el médico me ha dicho que lo ponga en algo caliente.
– ¡Pues te lo podías meter en el culo!
– No, si es lo que hago entre plato y plato.