Un amigo le comenta a otro:
– ¡Ay que ver! Imagínate que esta mañana estuve a punto de atropellar a mi suegra.
– Ajá, qué, ¿te fallaron los frenos?
– No, el acelerador.
Un amigo le comenta a otro:
– ¡Ay que ver! Imagínate que esta mañana estuve a punto de atropellar a mi suegra.
– Ajá, qué, ¿te fallaron los frenos?
– No, el acelerador.