Una rata bastante mema debuta como agente de tráfico y se
presenta en el cruce que le han asignado con una ristra de ajos.
Un automovilista curioso que está esperando en el semáforo, le
pregunta:
—¿Para qué le sirven esos ajos?
—A mí, para nada —responde la rata—, ¡pero he oído decir que los
ajos van muy bien para la circulación…!
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