Un joven bastante bobalicón cruza la línea de meta en una carrera
de ocho mil metros.
Incrédulo y feliz por el inesperado resultado obtenido, empieza a dar
volteretas, a saltar y a gritar de alegría.
Uno de los jueces de la competición le susurra a otro:
—¡A ver quién le dice ahora que aún le faltan dos vueltas!
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