Chistes de familia

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La quiropráctica y la pelotita de golf

Dos mujeres jugaban al golf en una mañana soleada. De pronto vieron con horror como la pelota se dirigía directamente hacia unos hombres que jugaban en el siguiente hoyo.

La pelota golpeó a uno de los hombres, quien de inmediato juntó ambas manos en su entrepierna, y cayó al suelo rodando y gimiendo lastimosamente.

Las mujeres corrieron hasta donde estaba el hombre. Una de ellas, sintiéndose culpable, dijo:
– Por favor, déjeme ayudarlo. Soy quiropráctica y sé como quitarle el dolor si usted me lo permite.
– Ouch, auuuu, noooo. Estaré bien… el dolor se me pasará en unos minutos, contestó el hombre, mientras permanecía en posición fetal, tirado en el cesped y con las manos en su entrepierna.

Ella insistió hasta que finalmente él le permitió ayudarlo; ella gentilmente le separó las manos y lo acostó a su lado, le desabrochó los pantalones, puso sus manos dentro y comenzó a masajear.
– Se siente bien? preguntó la dama.
– ¡Me siento fantástico!pero el dedo me sigue doliendo..

La quiropractica y las peloticas de golf

Dos mujeres jugaban golf en una mañana soleada. De pronto vieron con horror como la pelota se dirigía directamente hacia unos hombres que jugaban en el siguiente hoyo.

La pelota golpeó a uno de los hombres, quien de inmediato juntó ambas manos en su entrepierna, y cayó al suelo rodando y gimiendo lastimosamente.

Las mujeres corrieron hasta donde estaba el hombre. Una de ellas, sintiéndose culpable, dijo: “Por favor, déjeme ayudarlo. Soy quiropractica y sé como quitarle el dolor si usted me lo permite.”

“Ouch, auuuu, noooo. Estaré bien… el dolor se me pasara en unos minutos”, contestó el hombre, mientras permanecía en posicion fetal, tirado en el cesped y con las manos en su entrepierna.

Ella insistió hasta que finalmente él le permitio ayudarlo; ella gentilmente le separó las manos y lo acostó a su lado, le desabrochó los pantalones, puso sus manos dentro y comenzó a masajear.

“Se siente bien?” preguntó la dama.

“¡Me siento fantastico!” contestó el hombre, “pero el dedo me sigue doliendo…”