Un tipo está aprendiendo a volar con su instructor. Al terminar la
clase, y al hacer aterrizar el avión, este se posa bruscamente en la
pista dando botes.
—¡Amigo mío, acaba de hacer usted un pésimo aterrizaje! —se
lamenta el instructor negando con la cabeza.
—¿Yooo? —exclama sorprendido el alumno—. ¡Pero si yo creía que
era usted quien llevaba los mandos!