Chiste Reloj regalado

Un amigo le dice a otro:
—Oye, me han regalado un reloj.

El otro, curioso, le pregunta:
—¿Qué marca?

Y él responde, tan tranquilo:
—¡Pues la hora!

Hasta ahí todo bien… pero claro, el otro se queda mirándolo con cara de “¿y este qué desayunó hoy?”.

—No, hombre, te pregunto la marca, si es un Rolex, un Casio, un Swatch…
—Ah, no sé. Es redondo, tiene manecillas… y hace “tic-tac”. Vamos, que si no marca la hora, lo devuelvo.

Y empieza a contarle la historia:
Resulta que el reloj se lo regaló su suegra. Dice que es un modelo “vintage”, lo cual en lenguaje suegril significa “lo encontré en un cajón desde 1984”. Lo mejor es que ni pila tiene. Es de esos que hay que darle cuerda, pero él, moderno, intenta cargarlo por USB. Dos horas buscando el cable del reloj… y nada, solo consiguió electrocutarse el orgullo.

Luego presume:
—Pero oye, es un reloj inteligente.
—¿Ah, sí?
—Sí, cada vez que miro la hora me recuerda lo tarde que voy.

Y lo peor viene cuando intenta usarlo en una cita:
Ella le pregunta la hora, él lo mira con estilo y dice:
—Son las… eh… bueno, depende del ángulo del sol.

Porque claro, el reloj se ha parado. Desde hace tres días. A las 10:47.
Así que ahora llega tarde a todo, pero con precisión suiza: siempre a las 10:47.

Conclusión:
Hay relojes que marcan la hora… y hay relojes que te marcan la vida.
Y en su caso, la vida es un eterno “¡se me hace tarde!”.

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