—Mi perro se llama Quieto —dice Mario—, pero creo que le
cambiaré el nombre.
—¿Y eso por qué? —le pregunta un amigo.
—Porque cuando le digo: «Ven aquí, Quieto», ¡el pobre nunca sabe
lo que tiene que hacer!
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—Mi perro se llama Quieto —dice Mario—, pero creo que le
cambiaré el nombre.
—¿Y eso por qué? —le pregunta un amigo.
—Porque cuando le digo: «Ven aquí, Quieto», ¡el pobre nunca sabe
lo que tiene que hacer!
Comentarios (3)
¡Qué puntazo de chiste! Me quedo con la ocurrencia final, es genial. Necesitaba una risa así, gracias por publicarlo. Prometo contarlo en casa, nos encanta reír juntos.
Me he reído muchísimo con este chiste, de verdad. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Deberían hacer una serie solo con chistes como este. Lo apuntaré para contarlo en la próxima comida familiar.
¡Qué puntazo de chiste! Muy ingenioso y bien escrito, ¡enhorabuena! Necesitaba una risa así, gracias por publicarlo. ¡Más de estos, por favor! Me alegran el día.