Estaban dos borrachitos en un bar cuando ya estaba por cerrar. Oye cumpa, ¿por qué no vamos a mi casa para seguir chupando? No, mejor vamos a la mía que es aquí cerquita. No cumpa, la mía es más cerquita. A ver, vamos, a ver cuál es más cerca. Y se van, llegando a la esquina se detienen y uno le dice al otro: Ya llegamos cumpa, está es mi casa. Y el otro le dice: No puede ser cumpa, ésta es mi casa. No te creo, es la mía. A ver, tocaremos la puerta así sabremos de quién es. Tocan la puerta, sale la dueña, y les dice; ¡Que bonito, que bonito, padre e hijo borrachos!
Valora este chiste !!!
[Total: 0]
Comentarios (3)
Qué bien contado está, me ha animado el día. Deberían hacer una serie solo con chistes como este. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Me ha levantado el ánimo por completo, gracias.
Tremendo humor, justo lo que necesitaba ahora. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Así da gusto, humor sano y con mucha gracia. Entretenidísimo, me hizo desconectar un rato.
Brillante remate, me ha dejado con una carcajada tremenda. Muy ingenioso y bien escrito, ¡enhorabuena! Me quedo con la ocurrencia final, es genial. Prometo contarlo en casa, nos encanta reír juntos.