Estaban dos hombres en el cielo y uno le pregunta al otro:
– ¿Y vos de qué moriste?
– Congelado, ¿Y tú?
– De la risa.
– ¿Cómo que de la risa?
– Sí, es que yo pensaba que mi esposa me estaba engañando con otro hombre, entonces un día le dije que iba a salir por 2 días, pero cuando me fui, regresé ese mismo día para ver si la atrapaba con el otro hombre. Cuando llegué, busqué por toda la casa y no encontré a ningún hombre. Dándome cuenta del error que había cometido empecé a reír y reír hasta que morí.
¡Bruto, si hubieras buscado en la nevera nos hubiéramos salvado los dos!