Chiste El hombre de los monos

Érase una vez un hombre que le gustaban mucho los monos. Un día en el escaparate de una agencia de viajes ve un cartel: “PARAISO AFRODISIACO: VENGA A VER LOS MONOS”. El hombre, eufórico, se lo cuenta a su mujer y se suben al avión en busca de los monos.

Cuando están a punto de aterrizar la azafata les explica que está totalmente prohibido llevarse los monos. El último día del viaje, dando una vuelta por la isla, el hombre se encuentra a un mono muy pequeñito. Como su mujer estaba despistada, aprovechó el momento para ponérselo en sus partes y llevárselo a España.

Cuando ya están en el avión de regreso a España, el hombre empieza a morirse de placer a causa del mono que va haciendo de las suyas con su pene. No puede desimular su placer y empieza a gemir. Así tres veces durante todo el viaje. Su mujer, asustada, le lleva al médico por si ha cogido alguna enfermedad en la isla.

Llegan a la consulta del doctor y éste le pregunta:

“Señor, ¿qué le pasa a usted?”

“No sé, que últimamente me excito muy rápido.”

“A ver, bájese los pantalones y los calzoncillos.”

Se los baja y el doctor encuentra al mono durmiendo:

“¡Joder! Un mono durmiendo.”

“¡Claro! ¡Con los tres biberones que se ha metido!”

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Comentarios (3)

Alejandro González

De lujo este chiste, muy simpático y fresco. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. No puedo dejar de sonreír, qué bueno. Ahora mismo lo reenvío porque merece ser compartido.

De lujo este chiste, muy simpático y fresco. No puedo dejar de sonreír, qué bueno. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Qué arte, ojalá subáis más chistes así.

Qué chispa tiene este chiste, me partí de risa. Seguid publicando más, que alegran un montón. Seguid publicando más, que alegran un montón. Qué arte, ojalá subáis más chistes así.

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