En casa la cortadora de césped se estropeó…
Mi mujer me colmaba la paciencia dándome a entender que yo debería arreglarla…
Por mi parte, siempre acababa teniendo otras cosas más importantes que hacer tipo: lavar el coche, hacer un informe, un partidito en la play … en fin… lo que para mi parecía más importante…
Un día ella pensó un modo de convencerme, muy sutil.
Cuando llegué a casa, me la encontré agachada en el césped alto, ocupadísima recortándolo con su tijerita de costura…
Eso me llegó al alma… me emocioné…
Decidí entrar en casa y volví después de unos minutos llevándole su cepillo de dientes…, se lo entregué y se me ocurrió decirle:
– Cuando termines con el césped, podrías también barrer el patio…
Después de aquello, no me acuerdo de nada…. Estoy en blanco…
Los médicos dicen que volveré a andar, pero que quedare algo fastidiado el resto de mi vida…

Comentarios (3)
De lujo este chiste, muy simpático y fresco. Me quedo con la ocurrencia final, es genial. El juego de palabras está finísimo, me ha sorprendido. Lo apuntaré para contarlo en la próxima comida familiar.
Brillante remate, me ha dejado con una carcajada tremenda. Seguid publicando más, que alegran un montón. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Qué arte, ojalá subáis más chistes así.
Vaya ocurrencia más buena, me ha sacado una sonrisa enorme. Lo voy a compartir con mis amigos para que se rían también. Necesitaba una risa así, gracias por publicarlo. Lo apuntaré para contarlo en la próxima comida familiar.