El marido regresa inesperadamente de un viaje. Pulsa el timbre, pero no funciona. Salta por el balcón y se encuentra a su mujer en brazos de su mejor amigo:
– Pero, ¿es posible una cosa semejante?, dice desesperado el pobre hombre.
– ¡Y tan posible!, responde la mujer. Y pasará hasta que no te decidas a arreglar el maldito timbre.
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Comentarios (3)
Qué chispa tiene este chiste, me partí de risa. Seguid publicando más, que alegran un montón. Me quedo con la ocurrencia final, es genial. ¡Más de estos, por favor! Me alegran el día.
De lujo este chiste, muy simpático y fresco. Deberían hacer una serie solo con chistes como este. Lo voy a compartir con mis amigos para que se rían también. ¡Más de estos, por favor! Me alegran el día.
Me he reído muchísimo con este chiste, de verdad. Así da gusto, humor sano y con mucha gracia. El juego de palabras está finísimo, me ha sorprendido. Ahora mismo lo reenvío porque merece ser compartido.