Un hombrecillo apuesta con una mujer corpulenta que el es capáz de satisfacerla veinte veces al día, a condición que sea a oscuras y le deje salir dos minutos cada media hora para tomar el aire. Apuesta aceptada.
Se acuestan, y al llegar al polvo que hace quince, la mujer ya
no puede más, reconoce su derrota y enciende la luz. Se encuentra en la cama con un tipo más bien desagradable y mal afeitado.
¿Quién eres tú?, grita la mujer. Donde esta el pequeñín de las
gafitas?
¿Te refieres al que vende las entradas en la puerta?
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Comentarios (3)
Me ha encantado el giro final, súper ingenioso. Necesitaba una risa así, gracias por publicarlo. El juego de palabras está finísimo, me ha sorprendido. ¡Más de estos, por favor! Me alegran el día.
Qué chispa tiene este chiste, me partí de risa. Seguid publicando más, que alegran un montón. Así da gusto, humor sano y con mucha gracia. ¡Más de estos, por favor! Me alegran el día.
Qué bien contado está, me ha animado el día. Lo voy a compartir con mis amigos para que se rían también. El juego de palabras está finísimo, me ha sorprendido. ¡Más de estos, por favor! Me alegran el día.