Dicen que estoy loco
– Mamá, mamá, en el colegio dicen que estoy loco.– ¿Y quién dice eso de ti?– …Me lo dicen las sillas…
– Mamá, mamá, en el colegio dicen que estoy loco.– ¿Y quién dice eso de ti?– …Me lo dicen las sillas…
Van dos ciegos y le dice uno al otro: – Ojalá lloviera… – Ojalá yo también…
– ¿Por qué Bob Esponja no necesita ir al gimnasio?-…..– Porque está cuadrado!!
– Andresito, ¿qué planeta va después de Marte? – Miércole, señorita.
El otro día unas chicas llamarón a mi puerta y me pidieron una pequeña donación para una piscina local. Les di un garrafa de agua.
– ¿Cuál es el mejor portero del mundial? – Evidente ¡el de Para-guay!
– ¡Rápido, necesitamos sangre!– Yo soy 0 positivo.– Pues muy mal, necesitamos una mentalidad optimista.
Un diputado argentino se encuentra en la calle con un amigo de la infancia y éste le pregunta:– ¿Cómo estás llevando esta crisis?– ¡La verdad que duermo como un bebé!– ¡Dormís como un bebé! ¿Pero cómo hacés?– ¡Me despierto cada 3 horas llorando!
El marido, totalmente borracho, le dice a su mujer al acostarse:– Me ha sucedido algo increíble. He ido al baño y al abrir la puerta se ha encendido la luz automáticamente.– ¡La madre que te parió!, ya te has vuelto a mear en la nevera.
– Dime con quién andas y te diré quién eres. – No ando con nadie… – Eres feo.
Un catalán en su lecho de muerte susurra:Roser, Roser… ¿dónde estás, mi adorada esposa?– Aquí estoy, cariño… a tu lado.Y mi hijo Jordi… ¿dónde está?– Aquí estoy, padre… a su lado.Y mi hija Montse… ¿dónde está?– Aquí estoy, padre… a su lado.Y mi hijo Jaume… ¿dónde está?– Aquí estoy, padre…
Un hombre llega a un bar con un pañuelo negro por debajo de la mandíbula y atado en la cabeza; enseguida se le acerca un amigo, que dice: – ¿Qué te pasa? – ¡Qué se ha muerto mi suegra! – ¿Y ahí llevas el luto? – ¡No, qué va!, es
En un coche iba una pareja discutiendo, el novio vio unos cochinitos y le dijo a la mujer: – ¿Familiares tuyos? A lo que ella le contestó: – ¡Sí, mis suegros!
La profesora, en clase: – Manolito, espero no sorprenderte copiando en el examen. – Lo mismo espero yo, profe.
Un vasco le dice a otro: – Oye Patxi, que me han dicho que tu hija anda por ahí con gonorrea, ¿lo sabías? – No, pero a mí mientras sea vasco no me importa.
Se encuentran dos amigos por la calle y dice uno: – Pepe, te veo preocupado. – Es que por poco atropello a mi suegra. – ¿Te fallaron los frenos? – No, no, el acelerador.
Iba un matrimonio en un coche, peleándose. Al pasar frente a una granja el hombre vio unos cochinitos y le dijo a la mujer: – ¿Familiares tuyos? Y ella le contestó: – ¡Sí, mis suegros!
Una señora con 10 años de matrimonio ve una lámpara vieja de su marido. La frota de casualidad. Sale un genio. El genio le dice: te concederé 3 deseos, pero cualquier cosa que me pidas, a tu marido le daré 100 veces más. La señora piensa…• deseo ser increíblemente bella concedido. Pero tu marido es 100 veces más atractivo. Deseo ser multimillonaria. El genio dice: Ya, pero tu marido es 100 veces más rico. Y la señora piensa…• Y para terminar, quiero tener un infarto tan pequeño que yo no lo sienta.
Heidi fumaba porros y su abuelo era su camello, según se desprende de tan famosa serie infantil. Analicemos esta bonita melodía: “Abuelito dime tú…que sonidos son los que oigo yo…” Bién, Heidi es un personaje supuestamente joven, mientras que su Abuelito es, consecuente y visiblemente, mayor. El hecho de que Heidi pida información a su abuelo sobre los sonidos, cuando lo normal sería que ella oyera bastante mejor que su pariente, puede implicar, una de las dos circunstancias siguientes: Que Heidi padeciera una enfermedad congénita, o bién hubiera sufrido un accidente que limitara su capacidad auditiva, que hacía que oyera peor que su abuelo, quien probablemente tendría una edad 10 veces mayor. Que sus sentidos, así como sus reflejos, estuvieran alterados por alguna razón. “Abuelito dime tú, …porqué yo en una nube voy…” Esta segunda frase de la canción confirma una y sólo una de las posibilidades anteriores. En efecto, se confirma que el estado mental de Heidi estaba de algún modo alterado, hasta el punto que la pequeña Heidi podía tener alucinaciones, ver o sentir cosas no reales. “…Dime porqué huele el aire a…” Nuestro argumento adquiere más fuerza a medida que se avanza en la letra de esta