Una pareja de ancianos que estaban en un restaurante, donde el anciano se dirigía a su mujer con palabras muy tiernas y cariñosas: Ven, mi vida… siéntate cariño mio, mi cielo… ¿Qué vas a comer, reina miaaa?……
– El camarero impresionado al ver que el viejecito se dirigía a su mujer con esas palabras tan cariñosas, le pico la curiosidad y aprovechando un momento que el estaba solo, le preguntó al anciano:
– Perdone mi indiscreción. ¿Cuánto años llevan ustedes casados?
– Y este le contesto: Sesenta y cinco años ya…, hijo mioooo
– El camarero impresionado le dice:
– ¡Yo le felicito de veras…, Estoy asombrado de su delicadeza…, No es normal hablar con esa ternura a la esposa después de tanto tiempo.
– El anciano contesta:
– La verdad hijo mio…, es que ya no recuerdo cómo se llama, han pasado tantos años.