En una ciudad pequeña, donde casi todo el mundo se conoce, un agente de tráfico detiene a un joven conductor que iba a gran velocidad por la calle principal. A esto, el joven empieza a protestar:
– Señor agente, señor agente…, deje que le explique.
El agente:
– ¡Silencio…! Lo detendré hasta que regrese mi jefe.
El muchacho insistía:
– Pero señor agente, escuche por favor, escuche, que tengo mucha prisa.
Y el agente replicando:
– ¡¡Cállese!!…, y ¡Ahora mismo, a la cárcel, hasta que regrese mi jefe!
Pasan unas horas y el agente va a ver al detenido y le dice:
– Hoy va a ser tu día de suerte, el jefe asiste a la boda de su hija, y cuando venga estará de muy buen humor, seguro que te perdona.
Y el detenido replica:
– No esté usted tan seguro, ¡Ya, que yo soy el novio…,!
Comentarios (3)
Brillante remate, me ha dejado con una carcajada tremenda. Deberían hacer una serie solo con chistes como este. No puedo dejar de sonreír, qué bueno. Me he quedado con una sonrisa tonta, ¡genial!
Me he reído muchísimo con este chiste, de verdad. Seguid publicando más, que alegran un montón. Necesitaba una risa así, gracias por publicarlo. Humor del bueno, con gracia y sin ofender a nadie.
De lujo este chiste, muy simpático y fresco. Seguid publicando más, que alegran un montón. Deberían hacer una serie solo con chistes como este. ¡Más de estos, por favor! Me alegran el día.