Un elefante se acerca a otro que está cogiendo las hojas de las
ramas más altas con su larga trompa.
—Amigo —le dice el primer elefante—, suelo verte comiendo por
esta zona, y me parece que no estás muy en forma: ¡estás
delgadísimo y tienes manchas por todo el cuerpo! Tendrías que ir a
un especialista…
—Pues yo creo —le responde el otro— que el que necesita un
especialista eres tú… ¡No soy un elefante, soy una jirafa!
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