Un señor, con cara de amargado, entra en una zapatería y le dice al dependiente:
-Quiero unos zapatos
-¿De qué número señor?
-Del 39…
-¡Pero si usted tiene el pie más grande, por lo menos necesita un 44!!
-Déme unos del 39 haga el favor.
El dependiente algo mosquedado le prepara el par de zapatos de la talla 39 y cuando el cliente se iba a ir le pregunta:
-Perdone caballero, una curiosidad, los zapatos son para su hijo, ¿no?
-No, los zapatos son para mí.
-No es posible, no le van a entrar ni de loco…
-Mira, te explico, mi mujer me ha dejado por otro hombre, mi hijo está metido en drogas, mi hija es prostituta, me han echado del trabajo y no tengo ni un duro…LA ÁšNICA SATISFACCIÓN QUE TENGO ES LLEGAR A MI CASA Y QUITARME LOS ZAPATOS.
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Comentarios (3)
Vaya ocurrencia más buena, me ha sacado una sonrisa enorme. No puedo dejar de sonreír, qué bueno. Muy ingenioso y bien escrito, ¡enhorabuena! Lo apuntaré para contarlo en la próxima comida familiar.
Me he reído muchísimo con este chiste, de verdad. No puedo dejar de sonreír, qué bueno. Seguid publicando más, que alegran un montón. Prometo contarlo en casa, nos encanta reír juntos.
Brillante remate, me ha dejado con una carcajada tremenda. Muy ingenioso y bien escrito, ¡enhorabuena! El juego de palabras está finísimo, me ha sorprendido. Lo guardo para contarlo en la próxima reunión, verás qué risas.