Chistes de familia

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Una Harley Davidson

Cierto joven siempre soñó con tener una “Harley Davidson”. Así que un día, habiendo ahorrado suficiente fue a un “dealer” y compró su moto.
Luego de escogerla, el vendedor le advierte que si la deja afuera mientras llueve, puede oxidarse, así que le recomienda que siempre tenga un frasco de vaselina a la mano, para untarle a la moto.
Unos meses después el joven se enamora de una chica y ella lo invita a cenar en su casa para conocer a sus padres.
Cuando el joven llega en su moto, antes de entrar ella le advierte que en su familia hay una vieja tradición según la cual, al primero que hablara después de la cena le tocaba lavar los platos.
Después de una deliciosa cena, todos continúan sentados, esperando al primero que rompa el silencio, pues nadie quiere lavar.
Pasan 30 largos minutos y el joven, para acelerar un poco las cosas, toma a la novia y la besa enfrente de todos. ¡Nadie dice ni una palabra! Entonces decide tomar medidas extremas.
Toma a su novia, la pone sobre la mesa y tiene sexo con ella… ¡Nadie dice una palabra!
Ahora el hombre está desesperado, así que toma a la suegra, y tiene sexo con ella, de forma aún más salvaje que con la novia… ¡Pero nadie dice ni una palabra!
Ahora el joven está a punto de reventar y no sabe qué hacer, cuando en la distancia oye unos truenos… Su primer pensamiento es proteger la Harley Davidson.
Así que saca del bolsillo la vaselina…
Entonces el padre dice:
– “¡ESTA BIEN, YO LAVO, CARAJO!”

Un grupo de balseros cubanos

Un grupo de balseros cubanos se escapa rumbo a Miami.
En la mitad del océano, un viejo empieza a gritar que se siente mal, que se va a morir y que, para despedirse de su Cuba natal, quiere una bandera cubana.
Todos se miran y no saben de dónde sacar una bandera.
De pronto, una de las chicas, conmovida, le dice:
“Mire abuelo, bandera, lo que se dice bandera, no hay, pero yo tengo una tatuada en la nalga.
Si la quiere ver y despedirse, se la puedo mostrar…”
El viejo asiente, ella se baja el jeans y le muestra el tatuaje.
El hombre, emocionado, comienza a besarle la nalga en el lugar del tatuaje, diciendo “Adiós, mi Cuba querida”, “Adiós, mi tierra natal”, y así siguió besándola como 15 minutos…
Luego, la mira y le dice: “¿No te podrías dar la vuelta?.
Me dieron ganas de despedirme del barbudo de Fidel.