Con 8 años la llevas a la cama y le cuentas un cuento.
Con 18 años le cuentas un cuento y te la llevas a la cama.
Con 28 años no necesitas contarle ningún cuento para llevártela a la
cama.
Con 38 años ella te cuenta un cuento y te lleva a la cama.
Con 48 años le cuentas un cuento para evitar ir a la cama.
Con 58 años ella te dice: Tú en la cama ya eres puro cuento.
Con 68 años eres tú quien no quiere saber nada de cuentos ni de camas.
Con 88 años apenas ven la cama pero no se acuerdan como era el cuento.