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Por pedir que no quede

Un hombre está en un restaurante, bebiéndose un whisky y de pronto ve llegar una despampanante mujer, quien se sienta en una mesa casi frente a la suya. El hombre la observa con deseo y al notar que ella también lo observa, decide enviarle una nota con el mesonero, invitándola a irse juntos. Después que ella lee la nota,
le envía otra que dice:
Primero que nada, si usted quiere estar conmigo, debe tener como mínimo un Mercedes Benz, por que no me subo a cualquier auto; además debe llevarme a un hotel 5 estrellas,porque no me gustan los tiraderos; por otra parte, debe invitarme a beber champagne de la más fina,pues no bebo cualquier cosa; y por último y lo más importante de todo, debe poseer un miembro que mida no menos de 20 centímetros, porque no me acuesto con cualquiera.
Al leer esto, el hombre se sonríe y le devuelve otra correspondencia con el mesonero.
Querida mía: por el auto no debes preocuparte, ya que soy coleccionista de Rolls Royce, Mercedes Benz y BMW, así que puedes escoger el que quieras; por el hotel tampoco porque soy socio mayoritario de la cadena de hoteles Hilton; y en cuanto a la champagne, tengo mis propios viñedos en Francia e importantes
bodegas por todo el mundo. Lo único en que no voy a poder complacerte y me vas a tener que disculpar es en el tamaño del pene; pues, querida ni que mi madre baje del cielo y me lo pida, pienso cortarme un centímetro de lo 35 que tengo para que una mujer acepte acostarse conmigo.

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Pomada para callos

Un viejito quería hacer el amor, y se va a buscar a una prostituta para complacerse.
En el momento importante al viejo no se le paraba, así que en toda su desesperación le dice a la prostituta que lo espere un momento y se va al baño del motel.
En la oscuridad busca en el botiquín algo que le pueda solucionar el problema y encuentra una pequeña pomada.
Se la aplica en la cuestión y siente que le devuelve el vigor juvenil.
El viejo vuelve a la cama y le hace el amor a la prostituta, quien a su vez queda sorprendida con el vigor del viejo.
Una vez terminado todo, al viejo le entra curiosidad de saber que era lo que se había echado.
Se levanta, va al baño, enciende la luz y busca la pomadita mágica que decía:
“POMADA PARA CALLOS: ¡endurece, seca, se pudre y se cae!”

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Chistes para todos los gusto, reír es una forma de liberar tensiones y mejorar el estado de ánimo, los chistes pueden ayudarnos a aprender sobre el lenguaje, la cultura y la psicología humana, en definitiva los chistes son una forma de comunicación que nos permite conectar con los demás, expresar nuestra creatividad y escapar de la rutina. Son como pequeñas dosis de alegría que nos ayudan a ver el lado divertido de la vida.

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