Va un tio por el desierto cuando de repente, el camello que llevaba empieza a quedarse sin fuerzas. Él venga a darle porrazos y el camello no andaba. En eso que ve a lo lejos “Taller de camellos”. Y decide llevarlo a que lo miren.
Los empleados empiezan a mirarle por todas partes, pero no le encuentran nada.
-No obstante-dijo el mecánico-conocemos un método que hasta ahora nos ha dado resultado.
-Pues adelante-contestó el dueño.
El mecánico coloca al camello encima del foso, situándose él debajo, para observarlo. Entonces coge dos placas de acero, y le golpea las partes al camello; éste sale inmediatamente disparado, hasta el punto de no poder verlo.
-Pues sí que funciona este método-afirma el hombre-pero ahora hay otro problema… ¿cómo lo alcanzo?
-Ningún problema-contesta el mecánico-bájate los pantalones y colócate en el foso.
Comentarios (3)
De lujo este chiste, muy simpático y fresco. Seguid publicando más, que alegran un montón. El juego de palabras está finísimo, me ha sorprendido. Entretenidísimo, me hizo desconectar un rato.
Buenísimo, me hizo reír a carcajadas. Deberían hacer una serie solo con chistes como este. Lo voy a compartir con mis amigos para que se rían también. Me he quedado con una sonrisa tonta, ¡genial!
Me he reído muchísimo con este chiste, de verdad. Seguid publicando más, que alegran un montón. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Lo guardo para contarlo en la próxima reunión, verás qué risas.