Chiste Cosecha de callampas

Todas las mañanas, una inocente y agraciada religiosa recogía setas
cultivadas en el huerto del convento. Cierto día, un tío decidió
jugarle una buena broma a la monja.
Temprano al día siguiente y conociendo la rutina de la hermana, se
apresuró en desvestirse y enterrarse de espalda en el huerto, dejando,
eso si, su pene fuera de la tierra y en apariencia semejante a las
callampas que allí crecían. Lamentablemente, ese día nuestra
protagonista se encontraba enferma, por lo que fue reemplazada por la
más fornida y corpulenta de las religiosas, quien comenzó la cosecha
diciendo:
“¡Una callampa, otra callampa, otra callampa!
Al llegar a la ‘diferente’ dice:
“¡Una calla…!”
“¡Una callam… uf!”
“¡Una callampa y dos papas!

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Comentarios (3)

Me he reído muchísimo con este chiste, de verdad. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Me ha cambiado el ánimo para bien, gracias. Humor del bueno, con gracia y sin ofender a nadie.

Tremendo humor, justo lo que necesitaba ahora. Así da gusto, humor sano y con mucha gracia. Necesitaba una risa así, gracias por publicarlo. Lo guardo para contarlo en la próxima reunión, verás qué risas.

Buenísimo, me hizo reír a carcajadas. Me quedo con la ocurrencia final, es genial. Necesitaba una risa así, gracias por publicarlo. Prometo contarlo en casa, nos encanta reír juntos.

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