Una mujer de aspecto muy triste se presentó en una agencia buscando un piso. Especificó como lo deseaba.
– Tengo exacmente el que le conviene a usted, le dijo triunfante el empleado. Después preguntó prudentemente:
– ¿No tendrá usted familia, supongo?
– Ocho niños, pero hoy están en el cementerio, dijo la mujer con el rostro compugnido.
Obtuvo la casa que deseaba. Se fue inmediatamente al cementerio, llamó a sus ocho niños y se fueron a preparar el translado