En una residencia señorial se ha organizado un concierto para que los amigos escuchen la voz de la primogénita de la familia, recién diplomada en canto. La madre, radiante, repite a todo el mundo:
– ¡Escuchen que maravilla! Y acaba de salir del Conservatorio
– ¡Dios mío! exclama un señor, después de haber escuchado el primer fragmento, ¿por qué la habrán dejado salir?