Sentado en un banco de un centro comercial, hay un viejo. Al lado, se le sienta un joven con todo el pelo levantado en cresta y teñido de muchos colores. El viejo no le quita el ojo, hasta que el muchacho, mosqueado, le pregunta:
-¿Qué pasa, usted nunca cometió una locura en su juventud?
-Por supuesto. Una vez me lo hice con un loro. Por eso estaba pensando si tú serías mi hijo…