Muere un hombre y en el cementerio un amigo reza por él:
– Estamos aquí para despedir al gran amigo, al hombre honesto y cabal, lleno de cualidades y aptitudes, al marido modelo, el padre ejemplar.
Al oírlo, la viuda agarra de la mano a su hija y dice:
– Vámonos hija, nos hemos debido equivocar de entierro