Un niño obseva ávidamente a sus padres por el ojo de la cerradura cuando estánen el “asunto”.
De pronto se vuelve y exclama:
– ¡ÂJoder! ¡Y luego me dicen a mí que no me meta el dedo en la nariz!
Un niño obseva ávidamente a sus padres por el ojo de la cerradura cuando estánen el “asunto”.
De pronto se vuelve y exclama:
– ¡ÂJoder! ¡Y luego me dicen a mí que no me meta el dedo en la nariz!