Trato preferencial

Un abogado muere y se va a las puertas del cielo. Ahí se encuentra con que la fila de gente que espera para ver si va a entrar es inmensa y que en la punta está San Pedro atendiendo. Ya estaba decidido a esperar una eternidad en semejante cola cuando ve que el propio San Pedro en persona se le acerca y tomándolo del brazo delicadamente lo lleva hasta un sillón muy cómodo que está cerca del comienzo de la cola y le dice que no se impaciente que en seguida lo va a atender… El tipo, asombrado por tal trato preferencial le pregunta:

“¡Oiga, San Pedro! ¿Cómo es que me atienden con tanto esmero?”

“Lo que pasa es que estuve inspeccionando los talonarios con que facturaba las cuentas a sus clientes, y por la suma de las horas trabajadas veo que debe tener unos doscientos cincuenta años…”

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