Tocan, de pronto a la puerta:
– Pom, pom.
– Quién es?- contesta el hombre de la casa.
– Soy el del gas, ¿Puedo leer su contador?
– Oiga, ¿Y no preferiría una novela?
Tocan, de pronto a la puerta:
– Pom, pom.
– Quién es?- contesta el hombre de la casa.
– Soy el del gas, ¿Puedo leer su contador?
– Oiga, ¿Y no preferiría una novela?