– Dígame, señora, ¿por qué llama Antonio a su hijo, si su nombre es Pío?
– Debe usted saber que somos campesionos y tenemos muchos polluelos. Cuando le llamaba Pío, la casa se nos llenaba de polluelos.
– Dígame, señora, ¿por qué llama Antonio a su hijo, si su nombre es Pío?
– Debe usted saber que somos campesionos y tenemos muchos polluelos. Cuando le llamaba Pío, la casa se nos llenaba de polluelos.