A un lado de la autopista, Pedro consigue, mediante el gesto habitual con el dedo pulgar, detener un coche con la matrícula de Madrid.
– Puesto que va usted a la capital dice al conductor,
– ¿sería tan amable de llevar este paquete a Madrid?
– Desde luego, pero ¿dónde debo dejarlo?
– Ah! por eso no se preocupe, responde Pedro abriendo la portezuela
Iré yo con él…