Un enorme negro entra a un baño público. En el mingitorio vecino se
encuentra un enano que se le queda viendo y comienza a guiñarle el ojo
varias veces. El negro, mosqueado, le reclama:
¡Aparte de enano, maricón!
No, lo que pasa es que me estás salpicando ¡imbécil!