Desganados

En un sarao de alta alcurnia, la fiesta está decayendo, por lo que la anfitriona decide animarla un poco:
– Bautista, diga a los invitados que ahora se les servirá un café y después les cantaré una romanza.
– Sí, señora…
– ¿Qué le han dicho?
– Que no tienen ganas de tomar café.

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