Un señor muy pálido y ojeroso llega al médico:
– ¿Qué?, doctor, ¿necesito vitamina A y B?
– francamente, le veo tan desnutrido que le voy a recetar el abededario entero.
Un señor muy pálido y ojeroso llega al médico:
– ¿Qué?, doctor, ¿necesito vitamina A y B?
– francamente, le veo tan desnutrido que le voy a recetar el abededario entero.