El elefante ladron

Un joyero reporta a la policía un asalto recién efectuado a su negocio. En cuestión de minutos llega una patrulla a la escena del crimen; los agentes se dirigen con el orfebre:

“Díganos señor, ¿qué sucedió, cuántos eran, por dónde se fueron?”

“No me lo van a creer, pero fíjense que entró un elefante que se paró frente a mi aparador; con un golpe de su trompa rompió el cristal y usándola como aspiradora, que recoge todas la joyas y se sale corriendo…”

“Por favor, señor, no nos trate de tomar el pelo. Diga la verdad”.

“Les juro que esa es la pura verdad, yo tampoco daba crédito a lo que veía”.

“A ver”, dice el primer policía sacando su libreta. “¿Cómo era el elefante?”

“Pues era un elefante adulto común y corriente, igual a todos”.

“Me perdona, usted, pero existen dos tipos de elefantes: uno es el del África, que tiene las orejas grandes; el otro es el asiático, que tiene las orejas pequeñas. Dígame, ¿cómo era éste ?”, cuestiona el segundo policía”.

“Pues la verdad es que no sé: el muy astuto usaba una pantimedia en la cabeza”.

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