El hombre bala

Hace unos años, un joven soldado norteamericano enviado a Vietnam, tuvo la mala suerte de ser alcanzado por una bala en el cipote, que nunca le pudieron sacar. Un día, en las trincheras, dio luz verde a sus fantasías y se lo hizo con una soldada que estaba para mear y no echar gota.
Pasaron unos veinte años, y el soldado y la soldada habían contraído matrimonio y tenían tres hijos: un niño de 4 años, una niña de 10 años y un adolescente de 16.
Un día, el más pequeño de los tres le viene al padre todo acojonado y le dice:
– ¡Papá, papá! ¡Estaba cagando y me ha salido una bala por el culo!
Para tranquilizarlo, su padre le dice:
– Pues tienes los mismos poderes que yo. Yo soy el hombre bala y puedo lanzar balas por donde quiera.
Así el chaval se va todo emocionado y la mar de contento.
El día siguiente, se le acerca su hija y le comenta:
– ¡Papá, papá! ¡Estaba meando y me ha salido una bala por el conejo!
Para tranquilizarla, su padre le dice:
– Mejor, así nunca te violarán.
Así la niña se va toda contenta y muy segura de sí misma.
Una semana después, viene su problemático hijo mayor sudando como un condenado y le grita:
– ¡Papá, papá! ¡Me estaba haciendo una paja y he matado al abuelo!

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