El rey de la avaricia

Un millonario, famoso por su tacañería, se ha dejado arrancar un cheque de diez mil pesetas para una institución benéfica. A la mañana siguiente un caballero le recuerda amablemente que olvidó firmar el cheque.
– No importa, exclama el millonario, “prefiero que el donativo sea anónimo”

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