El sabiondo

¡Mira, te has puesto los zapatos al revés!
De eso nada, fueron los doctores que me reconstruyeron los que se equivocaron.
¿Y qué me dices los calzones que llevas en el cuello?
Que me los pongo ahí porque después de haber visto lo que me habían hecho los doctores, se me subieron los huevos a la garganta, y te juro por Dios que no me operaré jamás.
Tienes respuesta para todo, ¿verdad?
Eso es de nacimiento, mi padre era igual de despierto

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