Una familia de ciudad sale un fin de semana al campo. Llegan al lugar perfecto, se dirigen al campesino que está realizando sus labores en los alrededores y le preguntan:
– Por favor, señor, ¿podemos sentarnos en ese prado de hierba para comer?
– ¡Hagan lo que quieran y que aproveche! pero tengan en cuenta que después de la hierba es perjudicial para la salud beber agua.