Flingosis

Llega un tío al médico y le dice: –Mire, doctor, es que llevo unos días que no muevo bien el brazo, me molesta aquí a la altura del codo y tal–. Y le contesta rápidamente el doctor: –uy, eso va a ser flingosis, pero en todo caso le voy a mandar un análisis de orina para comprobarlo–. Y el paciente le responde: –pero, hombre, que le digo que me duele aquí en el codo, ¿cómo va a usted a comprobar nada con un análisis de orina? me tendrá que hacer una radiografía o algo ¿no?–. Y le médico: –Usted fíese de mí que yo soy el médico–

Total que el tío vuelve a la semana siguiente con la orina en un botecito y el doctor apaga todas las luces de la sala menos el flexo, pone el botecito al trasluz, comienza a agitarlo y murmura: –Efectivamente, tiene usted una flingosis agudísima, sí–. Total que el paciente todo indignado ante la actitud poco profesional del médico se va a pedir una segunda opinión. Para abreviar le sucede lo mismo, le piden análisis, usan el flexo y este se cabrea y busca otro especialista.

El tercer médico, evidentemente, le pide un análisis de orina para ver lo que tiene. Pero esta vez el paciente mea en el bote, se hace una pajilla en el bote, echa aceite del coche y le pide a su hija que mee también en el bote.

Total, que le lleva el bote al médico pensando “a ver qué hostias va a decir este del bote”. El médico lo pone también al trasluz y se queda meditando un rato, ya al cabo dice: –Mire, tengo que darle un par de noticias, pero no es nada seguro porque veo aquí unas cosas muy raras: para empezar, su hija está embarazada, pa que lo sepa; pa continuar, creo que debería usted cambiarle el aceite al coche……. pero lo que no me explico es cómo hostias se ha hecho usted la paja con la peazo de flingosis que tiene!!!

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