A un pueblo del interior, por ahí perdido, llega un vendedor ambulante de pescado:
– Sardinas vivas, ¡sardinitas vivas!
Y contestan todos:
– ¡VIVAAAA!
A un pueblo del interior, por ahí perdido, llega un vendedor ambulante de pescado:
– Sardinas vivas, ¡sardinitas vivas!
Y contestan todos:
– ¡VIVAAAA!