Ojo clínico

Un joven acaba de licenciarse en Medicina. Acude a la cabezera de un enfermo y le dice a la madre de este:
– Señora tiene que resignarse: su hijo está a punto de morir. Vea ya tiene las manos de color morado.
– Pero… si siempre las tiene así… mi hijo es pintor.
– ah! pues en tal caso alégrese, señora: no hay peligro… Pero si su hijo no hubiera sido pintor, dentro de un par de horas ya habría muerto

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